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Mostrando entradas de julio, 2018

Felicidad

Que rápido vas canija Que no te puedo alcanzar. Corres sí  por estos montes Como nadas por el mar. De no ser porque en tus alas aquel balazo te pegue. El vuelo al cielo tu alzarias  alejándote de mí. Tóma mi fría mano No me dejes aquí. ya no puedo ir por Tí Ya no soy aquel tú amo Sabes que ya morí vaya riesgo vivir. Miguel García

Destierro

Amargo es el vino del destierro, a cada tarde una copa bebo para recordar de donde vengo, paisaje de árboles y cerros. El frío calaba hasta los huesos, La lluvia empapaba los recuerdos, Y se andaba la vida sin miedos Con un café para leer los cuentos. El mundo lo colgaba en un broche, Que alguna noche encontré de día  en casa me esperabas ¡Ave María! En esa hora que aún no es de noche, En esa hora que ya no es de día, La hora en que mi alma gritaba de alegría. Miguel García

Nubes Negras

Al horizonte sólo nubes negras, Borrasca de tu mar incontenible, Un mar salvaje lleno de olas bravas. Presagio de un dolor indescriptible. Es buen tiempo de un golpe de timón Aún es tiempo de amarrar las velas, Aviso a toda la tripulación Al horizonte sólo nubes negras. ¡Pero muy terco que es el corazón! Que no le importa sufrir estas penas, Va luchando sin encontrar razón, Entre espesas y crueles nubes negras. Ocasiones hay en las que el bravo sol Se pone, mucho antes de que amanezca. Y otras tantas es como la de hoy, Lo devoran espesas nubes negras. Miguel García

Así...

“Qué injusta, qué maldita, qué cabrona es la muerte que no nos mata a nosotros sino a los que amamos”.  Carlos Fuentes.

Oración

No me mueve, mi Dios, para quererte el cielo que me tienes prometido, ni me mueve el infierno tan temido para dejar por eso de ofenderte. Tú me mueves, Señor, muéveme el verte clavado en una cruz y escarnecido, muéveme ver tu cuerpo tan herido, muévenme tus afrentas y tu muerte. Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera, que aunque no hubiera cielo, yo te amara, y aunque no hubiera infierno, te temiera. No me tienes que dar porque te quiera, pues aunque lo que espero no esperara, lo mismo que te quiero te quisiera. Anónimo

El encuentro

Quieto, impavido ante el inevitable encuentro como un raton que ha sido descubierto robando el queso, como una golondrina que perdio el verano y en su nido queda adentro. Así me encuentro yo, como un infante que observa su globo ser devorado por el cielo. A cada paso de tu andar crece no sólo el sentimiento sino la angustia, la pasión y el miedo. Ahora que si mi brazo alzara seguro estoy que te tocara, recuerdo que soy un hombre y recupero el valor que me faltara, como el ratón que de un salto escapara, como la golondrina que valiente volara, así yo fijo mi mirada a tu mirada, en el instante justo que tu hombro a mi hombro rozara. Es la plenitud de este momento la que me hace disfrutar por un breve lapso de tiempo, tan efímero como el beso del viento, la felicidad que debe disfrutar el que a la muerte va convencido de que es su tiempo. Miguel García

Monte - Rosa

De la infancia brota un recuerdo, una memoria que al olvido burla y se logra de escapar; viene a toda prisa, empolvada, recorriendo un camino construido treinta y tantos años atrás, un camino sin asfalto, un callejón de tierra y nada más. Tan largo es el camino, que por un minuto se detiene a descansar, se quita un poco el polvo, se arregla como puede su vestido y a un lado del camino, de su armónica como un suspiro, una suave melodía se logra de escuchar. Bebe tal vez un poco de vino –tal vez no, seguro que fue vino- fija la mirada al frente y decidida sale a atacar nuevamente ese camino construido treinta y tantos años atrás, un camino sin asfalto, un callejón de tierra y nada más. A su paso encuentra otra memoria y otra más y alegres se unen a su marcha y a cada instante aparece una nueva compañera cada vez con menos polvo, pero siempre con el mismo vestido, un fino rebozo de oro tejido en San Antonio Soledad. Ahora ya se ha armado un alboroto, tantas mem

De Mí

Zurdo en la butaca y tirando a Zurdo en las ideas,  es rojo mi estandarte y globalizadas mis maneras,  la poesía me regocija y la prosa me envenena,  el fusil no me alimenta ni el pensar en vida eterna. Miguel García

Sombras.

Pálida sombra pálida faz,  Olor a romero y mirada fugaz.  Catrina vestida de niña sin paz,  Muerte maldita vienes jugar.  De mi sueño pretendes cuidar  Y mi aliento en la noche tramas robar, Catrina blanca vienes para atacar  Muerte eres tú maldita y tenaz.  Ave eres de muy mal agüero, Enterrarte debo en el agujero, Mirándote a los ojos y sin duelo.  De la rala sien cae por tu pelo,  Un brocado de luz hecho lucero,  Que indica eternamente mi sendero. Miguel García

I

Sin saber que te amaría me olvide de ti, Sin sentir que te olvidaba me enamore de ti, No sabía que falta me hacías y nunca te extrañe, Desde entonces cada día te recuerdo al amanecer. Miguel García