El encuentro

Quieto, impavido ante el inevitable encuentro como un raton que ha sido descubierto robando el queso, como una golondrina que perdio el verano y en su nido queda adentro. Así me encuentro yo, como un infante que observa su globo ser devorado por el cielo.

A cada paso de tu andar crece no sólo el sentimiento sino la angustia, la pasión y el miedo.

Ahora que si mi brazo alzara seguro estoy que te tocara, recuerdo que soy un hombre y recupero el valor que me faltara, como el ratón que de un salto escapara, como la golondrina que valiente volara, así yo fijo mi mirada a tu mirada, en el instante justo que tu hombro a mi hombro rozara.

Es la plenitud de este momento la que me hace disfrutar por un breve lapso de tiempo, tan efímero como el beso del viento, la felicidad que debe disfrutar el que a la muerte va convencido de que es su tiempo.


Miguel García

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