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Mi Derrota

  Acepto mi derrota, se bien que perdí, aun pagando estoy caro mi derrota, aposte con ansia loca, ansia juvenil, y la pena de esta vida seguirá en la otra.   Pero ¿Quién puede decirle no al mes de abril? Y me veías caer de lo alto una vez tras otra, así la libertad se apoderó de mí, ofreciendo su mano tan cálida y hermosa.   Y hoy a media noche por fin lo comprendí, vencido en una cama húmeda, vacía y rota, cuando no había sol y tampoco había abril. Nade sin saber que lo hacía en mar sin costa.   Los tesoros que yo poseía los perdí hundidos en aquel profundo mar sin costa. Pero, aun así, no puedo ser más feliz,   abrazado al alba por mis hijos y mi esposa.

El Viento

  Que extraño amante es el viento, sutil como mariposa, poderoso como acero. Titán con alma ambiciosa.   Que se vence ante el cristal de tu ventana cerrada, su tristeza siempre es tal que se vuelve hacia la nada.   Yo lo miro todo el tiempo, también vuelve cada vez, y en cada fallido intento demuestra su tozudez.   Yo también me quedo afuera de tu ventada cerrada oculto en la madriguera en la fría madrugada.

La Parca

  Vienes sin invitación cuando nadie te espera. Es cuando la noche es noche con el sol de primavera.   Hay algunos que aún te buscan, otros tantos que te anhelan y dejas de ser dolor como dejas de ser pena.   Quien a ti se enfrenta pierde, quien de ti huye pierde más. Quien toca tu mano muere ¿Y quién puede no tocar?   Tu partida deja el llanto de la cera derretida, flores sin ningún encanto sobre la lápida fría.

Una tarde en la playa

  El viento acaricia tu mejilla, baila con cada mechón de pelo, es niño que brinca de alegría, eres como su juguete nuevo.   Profundo es el mar de tu mirada, su playa tus parpados de arena donde cada tarde yo paseaba, olvidando mi dolor, mi pena.   Labios carmesí de primavera, turgentes, llenos de el agua nueva. Sus besos dan vida, vida plena. De este paraíso soy Adán tu Eva.   El viento aún continúa bailando, en la playa ya se ven las estrellas. La primavera me ha abandonado. Solo me queda el recuerdo de ella.

Yo te quise

  Yo a ti si te quise, tu a mí no me querías, yo te imaginaba y tu piel recorría. Mi corazón sufría pues tu no me querías, mi alma era tuya, tu alma no era mía.   Al entregarte a ti todo cuanto poseía mi dolor, mi pasión y amor y alegría; me fui quedando con la vida vacía. aún sin ser tuyo, ni tu fueras mía.   Ahora que eres tú quién me pide un verso, ahora tú me pides que te acompañe. Cuando un gran desierto hay solo en mi pecho, cuando mis pasos andan hacia otra parte.   Y a pesar de este mi inmenso amor tan necio, lo que pudo ser ya no lo fue aquel día, recibí de ti las flores del desprecio. Y no lo niego aún te amo vida mía.

Oculto

 La noche se aproxima inevitable mi alma se muere, se siente sofocar mil espinas clavadas en mi pecho camino que no puedo dejar atrás. Es tan difícil no voltear la mirada para no convertirme en estatua de sal. Cabalgata nocturna por el mar, caretas que esconden lo que callas, es este mensaje que no te debo dar. Quizá esta amargura nunca pase como las aguas del río que se van. La inmaculada flor que de mañana empapada esta con gotas de rocío es prueba fiel de que no te olvido. Cumplo así de esta mi promesa de olvidarte nunca, pero nunca jamás, y a la hora de la muerte amarte aún más.

Cobardía

Es verdad que jamás me amaste, de mi amor nunca te enteraste, era sombra, de noche andaba calada en negro en la enramada.   En verdad que yo te quería, que cada tarde te escribía y a tu puerta en cada mañana una carta te acompañaba.   Creer que eso tenía sentido, que no se burlaría el destino, primer error de un corazón embravecido y sin razón.   Gran burla el destino tenía tu corazón diste aquel día a quien en su mano tenía la carta que era solo mía.